Dijo Pascal, en su vena más antropológica racionalista, que la desgracia del ser humano, procede de una sola cosa: no saber permanecer en reposo en una habitación a solas.
También, Xavier de Maistre escribió ya en 1794 un relato titulado “viaje alrededor de mi habitación” en el que literalmente, durante todas sus páginas, sólo ocurre eso: la exploración de un cuarto.
En mis viajes, suelo ponerle los cuernos tanto a Pascal como a Maistre con alguna guía Baedeker, de las series publicadas en el siglo XIX.
Es uno de los placeres más sublimes de los que puede disfrutar una persona a la que le interesen sólo las cosas de más de 100 años de antigüedad. La precisión, descripciones, detalles, mapas, planos y mil pequeños detalles más hacen la experiencia de un paseo algo difícil de igualar. Me siento afortunado al poseer una pequeña colección de estas guías. Estando de viaje, siempre que tengo oportunidad les dedico al menos un día.
Todo lo que rodea a estos pequeños libros resulta fascinante. Sentaron las bases de muchas cosas que conocemos hoy en día en las guías de viaje y fueron en su momento algo absolutamente disruptivo. Algo así como si hoy en día un web surgido de la nada destrozara a todos sus competidores. Y es ahí donde se puede hacer un ejercicio de analogía.
¿cómo conectar una vieja guía alemana de viaje del siglo XIX con conceptos del mundo web actual de 2008?
Business plan: Karl Baedeker pretendía acabar con los guías turísticos. Para él era un servicio obsoleto, oscuro, poco accesible, limitado y por tanto caro (pocas personas con conocimientos vs. muchos viajeros).
Sistema de ránking/Google Maps: En 1844 Baedeker fue el primero en introducir las estrellas (mejor dicho, asteriscos) para indicar el interés de un sitio, con un máximo de 3.
La guía de Inglaterra fue utilizada por los nazis en la II guerra mundial para seleccionar objetivos para bombardear. No buscaban lugares militarmente estratégicos, sino de mucho valor sentimental para los ingleses, con objeto de desmoralizar al pueblo. Con la guía en la mano, seleccionaron “todo lo que tenga 3 estrellas” (sic) destruyendo iglesias, monumentos, museos…. Estos bombardeos se conocen como “Baedeker Blitz” (hay un muy buen libro al respecto: “The Three-Star Blitz“). Los nazis utilizaron otras guías de Europa y norte de África con los mismos fines.
Democratización y liberalización contenidos/web: con la imprenta, se pueden clonar tantos “guías turísticos” como se desee, abaratando el precio y por lo tanto democratizando un saber que hasta entonces estaba en manos de los pocos guías de cada ciudad únicamente. Gracias a Baedeker fue posible tener un “guía virtual” en cada bolsillo.
Portabilidad/Accesibilidad/abaratamiento costes: Pequeño tamaño a diferencia de los grandes libros de relatos de viajes. Mapas desplegables. Máximo aprovechamiento del espacio, materiales, tipografía, planos y dibujos. Las guías no son mucho más grandes que un iphone/ipod.
autoregulación comunidad/ROI: Muchos viajeros satisfechos mejoraron las guías escribiendo a la editorial para mejorar el producto, con lo cual también se podría aplicar el concepto R.O.I. aquí.
GPS/POI’s: Baedeker fue la primera guía en incluir “POI’s”. Apartados específicos con lugares para dormir, comer, visitar, ver, escapar, con sus respectivas instrucciones de cómo llegar y cómo salir. Exactamente lo que hacen hoy en día GPS’s y guías (Lonely Planet, Rough Guide..).
realidad aumentada/cartografía: Los mapas 100 años después podrían rivalizar con los de TeleAtlas o Navteq. Precisión y legibilidad absolutas.
Se podría estar años contando más anécdotas. La editorial desapareció literalmente del mapa en 1943 cuando los aliados destrozaron Leipzig tras un bombardeo. Años después un consorcio compró la marca y empezó a publicar nuevas guías conservando el nombre. Se pueden encontrar por ahí, pero no tienen nada que ver con las originales.