A finales de verano tuve el inmenso privilegio de entrevistar a Dieter Rams en su casa de Kronberg. El Instituto Goethe, responsable de las gestiones de la visita y al que quiero dar las gracias, me había informado que sólo disponía de una hora.
La vivienda de los Rams está a pocos kilómetros al norte de Frankfurt, en una ladera entre los majestuosos bosques del Taunus. El diseño industrial empezaba a aflorar. Mientras conducía, recordé que estas montañas dieron nombre a una longeva serie de automóviles Ford.
Toqué el timbre respirando hondo y pronto apareció un sonriente Dieter Rams.